Sabemos que el término “cuero vegano” ha ganado mucha fuerza. Suena como una opción más ética, más compasiva, más sostenible. Y aunque entendemos esa intención, hay verdades que rara vez se cuentan, o que muy pocos conocen.

Primero, es importante aclarar: la mayoría del llamado “cuero vegano” no es cuero. Es plástico. Generalmente está hecho de poliuretano (PU) o PVC, derivados del petróleo. No es biodegradable, se quiebra, se agrieta, se pela con el uso y tiene una vida útil corta, que terminan contaminando aire, agua y tierra por siglos.

Tal vez no sabías esto:

El cuero natural que usamos en Cocoroco proviene de animales que ya fueron criados para alimento. Su piel es un subproducto. Usarla no es crueldad, es evitar el desperdicio total de una vida.

En cambio, el cuero sintético nace del plástico: petróleo convertido en moda pasajera.

Aveces lo que parece compasión puede ser inconsciencia ambiental y lo que parece cruel puede ser sostenibilidad.

Existen opciones más ecológicas como las “pieles” de cactus, piña, manzana o micelio (hongo), pero todavía son costosas, poco accesibles y no igualan la durabilidad, resistencia y estética del cuero natural.

En Cocoroco no creemos en el fast fashion. Creemos en lo que se honra, se cuida y se hereda. En piezas que acompañan historias. Que envejecen con dignidad. Que no pasan de moda porque están hechas con alma, no con prisa.

Trabajamos con cuero curtido de forma tradicional, elaborado a mano por artesanos locales. Apostamos por lo real, lo que respira, lo que evoluciona con el tiempo.

Elegimos lo que dura. Porque un producto que puedes cuidar, usar y amar por años, también es una forma de sostenibilidad.

No se trata solo de qué está hecho un producto, sino de cuánto vive contigo y cuánto te conecta con lo que eres.

Y sí, también miramos hacia el futuro.

El mundo de los hongos es increíble: resistente, inteligente, regenerativo. El mylo, un cuero vegetal a base de micelio (raíces de los hongos), promete mucho y nos ilusiona. Cuando sea más accesible, nos encantaría explorar esta alternativa y acercártela.

Porque sostenibilidad también es evolución, consciencia y responsabilidad y porque nuestra intención siempre ha sido clara: amar lo que hacemos, y hacerlo cada vez mejor.

Kmi Kstro G